Frescos del buen y el mal gobierno en Siena
La vida me ha ofrecido nacer en la campiña toscana, en la que crecí rodeada de la belleza de sus paisajes y su luz, así como de los más nobles frutos del trabajo y de la creatividad del hombre.
Frutos que se remontan a una época en la que las ciudades de Italia alcanzaron un nivel de vida muy avanzado, formando Estados cuyo objetivo no era el poder, sino el bienestar de los ciudadanos.
La representación más elocuente de este período es el de los frescos del Buen y el Mal Gobierno, de Ambrogio Lorenzetti, que se encuentran en el "Palazzo Pubblico" de Siena.
Todavía recuerdo la primera vez que la maestra del colegio nos llevó ver estos frescos. Hoy estoy feliz de enseñarlos a los que no los conocen.
Estos frescos siguen siendo de gran actualidad y su mensaje, en mi opinión, sigue siendo muy relevante en el mundo actual.
Por eso decidí dedicarles la primera parte de mi blog.
¿En qué contexto histórico se pintaron los frescos del Buen y el Mal Gobierno? ¿Qué querían decir a los habitantes de Siena y a la humanidad? ¿Cuál es hoy el alcance de su mensaje?
El Buen y el Mal Gobierno fueron encargados a Ambrogio Lorenzetti por el Gobierno de los Nueve, que gobernó Siena de 1287 a 1355, en un momento en el que esta ciudad conoció el apogeo de su poder y riqueza, siendo una de las quince ciudades más importantes de Europa.
Poder y riqueza que Siena debe a la Vía Francigena, una red de carreteras que utilizaban los peregrinos procedentes de Francia para llegar a Roma, que era también una arteria clave para los intercambios y el comercio entre Oriente y Occidente. A través de esta ruta los comerciantes de Siena podían exportar sus productos al norte de Europa e importar especias orientales, telas y piedras preciosas así como los colores y estilos artísticos que siguen gozando de gran esplendor.
A través de estos frescos, pintados entre 1337 y 1339, Ambrogio Lorenzetti debía hacer un elogio de este modelo político sofisticado que es el Municipio, la República de Siena.
Los Frescos están en el Salón de los Nueve, donde se reunían los (nueve) miembros del gobierno y ocupan tres paredes: la alegoría del buen gobierno (pared norte), los efectos del buen gobierno en la ciudad y en el campo (lado oriental, ¡donde nace el sol!) y la alegoría y los efectos del mal gobierno (¡de frente, en el lado donde el sol muere!).
Me cautivó la fascinante explicación de la historiadora de arte Mariella Carlotti durante una conferencia celebrada después de las elecciones europeas en mayo pasado. Explicó en detalle la alegoría del Buen gobierno y llamó la atención sobre la figura de la señora que se sienta en el trono, vestida de rojo-púrpura y oro; es Iustitia (la Justicia), con la frase "Amad la justicia, vosotros que gobernáis esta tierra". Esta frase abre, en la Biblia, el Libro de la Sabiduría. También es la frase que se lee en el pergamino que Jesús tiene en sus manos, en la Maestà de Simone Martini, que se encuentra en la Sala del Mapamundi, donde se reunía el Consejo General de Siena, el Parlamento de la ciudad. Es esta frase, finalmente, la que Dante ve aparecer en el cielo del Paraíso en la Divina Comedia.
Hay otras dos figuras en el centro de esta pintura: la Sabiduría y la Concordia, que están unidas con una cuerda a los ciudadanos que, a su vez, la entregan al municipio de Siena representado por una persona vestida de blanco y negro, los colores de la ciudad.
Es imposible pararse en todos los detalles de la alegoría y para entenderlos habrá que acudir a la concepción filosófica y del mundo de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, que son fundamentales en la Divina Comedia de Dante.
Volviendo nuestra mirada a la pared de la derecha, no podemos permanecer indiferentes ante las imágenes que reproducen los efectos del Buen Gobierno. Ambrogio Lorenzetti pintó con maravilloso detalle sus características y consecuencias. La dulzura de la vida y la belleza de esta ciudad, que reconocemos como Siena, son acompañadas por el crecimiento económico. Todo el mundo está ocupado y trabaja en cada rincón de la calle; los campesinos y los habitantes de la ciudad hablan e intercambian sus productos. Los niños juegan. Las chicas jóvenes bailan, una mujer de rojo va a casarse y fundar una nueva familia en un ambiente de felicidad y paz.
Una atmósfera que se opone a la guerra y la destrucción causada por el mal gobierno, representado enfrente, en un fresco en tres partes: la alegoría del mal gobierno, sus efectos en la ciudad y sus efectos en el campo. La alegoría del mal gobierno está dominada por una figura con cuernos, el tirano, que es ciego. El tirano no es para Lorenzetti ni para su tiempo, el dictador. El tirano es aquel que piensa sólo en sus propios intereses y no ve el bien común.
«Amad la justicia, vosotros que gobernáis esta tierra.»
¿Qué significan estos frescos?
Estos frescos quieren, ante todo, hablar a través de imágenes. En 1310 el gobierno de Siena tradujo la Constitución de la ciudad en toscano para que todos pudieran entender las leyes y reglas de la vida en común. En 1337, al encargar estos frescos a Ambrogio Lorenzetti, el Gobierno de los nueve quería decir a todos los ciudadanos, incluso a los que no sabían leer, que la mejor forma de gobierno es la república.
La historia ciertamente no nos ha dado ejemplos de gobiernos con una idea tan elevada de la política. Los 9 que conforman el gobierno de la República de Siena realizaban sus tareas por turnos rotatorios; durante un período de 3 a 6 meses, se quedaban encerrados en el palacio para poder estar totalmente al servicio de sus ideales y dedicarse completamente a su misión.
¿Qué misión? la del Bien Común, que se opone al interés particular. El nombre original de los murales es "El Bien Común y la Paz", y no fue hasta el siglo XVII cuando empezaron a llamarse "El Buen y el Mal Gobierno".
Hoy los frescos del Buen y el Mal gobierno nos hacen comprender que el buen gobierno se basa en el respeto por valores éticos como la justicia, la sabiduría, la armonía, que garantiza "el bien común", el de todos.
Ellos nos muestran que fue en las ciudades donde nació esa forma de gobierno extraordinaria que fueron las repúblicas italianas de la Edad Media, las ciudades-estado, donde un tercio de los ciudadanos participaba en la vida pública y política de manera concreta.
Nos recuerdan que estas ciudades-estados, de las que Siena fue un brillante ejemplo, basaban su poder y riqueza en el comercio y el intercambio con el resto del mundo y que estas sociedades florecientes fueron el punto de partida del Renacimiento, que contribuiría al desarrollo de Europa y de la humanidad.
Observando los frescos del Buen y el Mal Gobierno llama la atención la belleza de esta pintura y la fuerza de su mensaje pero, personalmente, lo que más me atrae es que esta civilización fue capaz de hacer una síntesis de lo más bello que el mundo y el hombre habían producido hasta ese momento. Estas imágenes, nacidas en una ciudad, son universales, pueden tocar el alma de cada ser humano y las ideas que expresan se dirigen a todo el planeta. Esto es probablemente debido a que como estoy unida a la Toscana y a mi identidad, me siento como en casa en cualquier parte de Europa y del mundo.
Fuentes que me ayudaron a escribir este artículo:
- France Culture, el programa "Concordance de Temps" sobre "las ciudades italianas: laboratorios de una República" de Jean Noël Jeannenay (9 de noviembre de 2013)
- El libro de Patrick Boucheron "Conjurar el miedo: Siena 1338: un ensayo sobre la fuerza política de las imágenes”
- Conferencias de Mariella Carlotti que se pueden encontrar en YouTube.
La inspiración para escribir este artículo me vino del mensaje que Elisabeth Gateau, antigua Secretaria General del Consejo de Municipios y Regiones de Europa (1989-2002) y de la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (2004-2011), me dio cuando dejé el CMRE. Me gustaría expresarle mi reconocimiento y gratitud por las palabras que me dedicó y que realmente me conmovieron.