Estambul, el Medio Oriente y Europa

Este artículo, cuyo título podría ser una invitación a viajar, es un conjunto de reflexiones del que Estambul es el punto de partida.

Los días 12 y 13 de febrero moderé en Estambul un seminario de formación para el equipo de la Secretaría General de CGLU-Mewa . El contexto del seminario me ha llevado a reflexionar sobre la situación en Oriente Medio y la posición de Europa y los europeos de cara a los habitantes que viven en esta parte del mundo.

 

En primer lugar: el seminario y la misión de CGLU-Mewa Estambul.

 

Quiero dar las gracias al Secretario General de CGLU-Mewa, Mehmet Duman, por invitarme a organizar este seminario y a todo el equipo, especialmente al coordinador Adrian Licha, por su acogida, ofreciéndome una colaboración especialmente rica desde un punto de vista profesional y humano.

 

Mewa es la Sección de Medio Oriente y Asia occidental de CGLU, la organización mundial de los gobiernos locales, y en la actualidad está presidida por el alcalde de Teherán, Mohamed Bager Qalibaf. La renovación de los órganos estatutarios y la elección de la presidencia se llevarán a cabo esta primavera.

 

El alcalde de Estambul, Kadir Topbas, preside desde 2010 la Organización Mundial, CGLU, cuyo Congreso se celebrará el próximo mes de octubre en Bogotá, Colombia, donde también se elegirá un nuevo presidente. La ciudad de Estambul y Turquía siempre han tenido un papel importante dentro de la organización mundial de las autoridades locales. Pero, como sabemos, la situación en la región es frágil y difícil.

 

La idea del seminario había surgido con el objetivo de reflexionar, con todo el equipo de Mewa, sobre la actividad de promoción que ha de realizar para llevar la voz de los entes locales del Medio Oriente y Asia occidental a la Unión Europea y otras instituciones multilaterales y especialmente para ayudar a hacer menos austero el ambiente en el que los gobiernos locales actúan.

 

Después del trabajo realizado con el CMRE y Platforma, quería participar en el fortalecimiento de las organizaciones de las autoridades locales de todo el mundo. Considero que la posición de la Comisión Europea dirigida al fortalecimiento de la gobernanza local, tal como se refleja en la Asociación Estratégica con grandes organizaciones como CGLU y sus secciones regionales, (y que conseguimos cuando yo era directora de Platforma) es muy interesante y alentadora.

 

El seminario de dos días en CGLU-Mewa se llevó a cabo en este contexto y ayudó a entender las necesidades y características de la región. Organicé esta reflexión en grupos de trabajo separados que luego compararon sus conclusiones en un debate más amplio en el que participó todo el equipo. Esto nos permitió identificar los temas de trabajo más urgentes e importantes para CGLU-Mewa.

 

Las características del Oriente Medio, fuente, a primera vista, de una gran riqueza cultural, son, en realidad un mosaico explosivo, ante el cual el mundo parece impotente. CGLU-Mewa y las autoridades locales que la componen, no pueden sino tener en cuenta estas características y actuar en consecuencia. A un enorme crecimiento de la población, un gran porcentaje de jóvenes, muchos de ellos sin trabajo, con unas perspectivas de crecimiento difíciles, la falta de planificación de las ciudades y los territorios, se añade la realidad de países marcados por la guerra y la violencia, con conflictos ideológicos y políticos también relacionados con el tema del acceso a los recursos preciosos: el agua, el petróleo, la tierra para vivir...

 

Otro denominador común aparece con claridad: la falta de transparencia en la toma de decisiones y la falta de procesos de descentralización dirigidos al acercamiento de la población y a hacer más visibles las decisiones, mejor entendidas por el público y que respondan concretamente a las necesidades cotidianas de todos.

 

Las políticas de descentralización son, en todas partes, y especialmente en esta región, difíciles de implementar. En primer lugar porque la guerra y los conflictos siempre justifican un estado central fuerte. Siempre es más fácil, y más en estos países, concentrar las decisiones en torno a un circulo restringido de personas en lugar de tratar de distribuir las competencias entre los niveles inferiores y fomentar la cooperación y el diálogo con y entre la población.

 

Hemos identificado las áreas de actividad en las que CGLU-Mewa puede intervenir para promover la cooperación internacional, facilitar los proyectos y llevar la voz de los entes locales de los desafíos de la región: la planificación, el medio ambiente, el papel de la mujer, el uso de las nuevas tecnologías, la cultura, la educación, el empleo juvenil. CGLU-Mewa ya está trabajando en estos temas a través de comités de trabajo ad hoc integrados por alcaldes y electos. Pero los recursos son insuficientes, sobre todo económicamente. Se trata, por tanto de reforzar sus capacidades.

 

 

Los países miembros de Mewa son Afganistán, Irak, Siria, países cuyos habitantes huyen en busca de la paz y un futuro mejor; Líbano, Jordania y Turquía son también miembros de Mewa, países que acogen a la mayoría de esas personas.

 

CGLU-Mewa participa en programas y proyectos destinados a los refugiados con otras organizaciones. Pero la demanda de los municipios que se adhieren a los proyectos específicos que pueden ayudarles a hacer frente a las necesidades diarias de esta parte de la población con un estatuto especial es, como sabemos, apremiante. Europa destina recursos financieros para este tipo de proyectos.

 

A propósito de Europa, ¡no puedo limitarme aquí a hablar de financiación! Estos países no pueden resolver la situación por sí mismos, incluso con los programas más generosos (¡que nunca serán suficientes en comparación con las enormes necesidades!). Europa debe tener una posición política fuerte y estar unida. ¡Esa es la verdadera cuestión!

 

Todos estamos abrumados por las imágenes, declaraciones, discursos políticos a favor o en contra, las informaciones de los medios sobre las decisiones más o menos adecuadas de la Unión Europea sobre los refugiados.

 

Lo que quiero decir aquí es que no estoy orgullosa de esta Europa, en especial de los líderes políticos (¡de los países miembros!) ¡cuyas declaraciones no hacen sino influir en las posiciones y las reacciones de los ciudadanos europeos!

 

¡Encerrados en nuestros egoísmos, aferrándonos a nuestro bienestar y nuestros privilegios, con grandes discursos sobre los derechos humanos, volvemos a enviar a sus casas a los que huyen las guerras que nosotros mismos hemos fomentado en parte, negándonos a asumir nuestras propias responsabilidades y fabricando soluciones alambicadas (como el semi-acuerdo con Turquía) cuyas consecuencias no dejaremos de pagar ni un día!

 

¡Si Siria está experimentando una frágil tregua de las dramáticas batallas que destruyeron el país, nadie se atreve a decir que probablemente el mismo resultado se hubiera podido obtener antes, cuando gritamos que no, que ante todo había que echar a Assad! Podríamos haber podido reducir las consecuencias de una guerra que en cinco años ha causado 300.000 muertes, 7 millones de desplazados dentro del país y 5 millones de refugiados fuera de Siria. Fue necesaria la intervención de Rusia para liberar Palmira y llegar a lo que parecía inevitable desde el principio (¡un compromiso con Bachar El Assad!).

 

Ahora, ¿qué hacer con los miles, millones de hombres, mujeres, niños (las personas mayores se quedan porque no pueden moverse con facilidad) que quieren escapar del horror? Debemos rendirnos a la evidencia de que estas personas que están desesperadas, no podrán regresar a sus hogares mañana; ¡la guerra de Afganistán dura desde hace casi 40 años!

 

Por lo tanto, las preguntas vienen a la mente de forma automática: ¿Cómo y por quién está gobernado el mundo? ¿Quiénes son nuestros jefes de estado europeos? - y de nuevo me refiero a los estados porque son los estados, no Bruselas quienes, sobre todo después del Tratado de Lisboa, deciden en Europa! ¿Qué los motiva y los inspira? ¿Cómo toman las decisiones? ¿Por quién están influenciados? ¿Qué conocimiento tienen de la realidad, de los problemas cotidianos de la gente, del mundo en que vivimos?

 

La impresión es que cada vez hay más decisiones anacrónicas tomadas casi al momento que responden a la emergencia, a veces prestando más atención al eco mediático, sin una verdadera reflexión y sin un compromiso con las causas y el impacto que estas decisiones pueden tener en la vida de las personas que se ven obligadas a sufrir y pagar el precio! ¡Decisiones tomadas lejos de la realidad!

 

Escribí este artículo antes de los terribles atentados de Bruselas. Pero decidí no tocar su contenido porque creo que sigue siendo de actualidad.

 

¡Una vida es una vida: ya sea en Estambul, París, Kabul, Bagdad, Nueva York, Damasco, Alepo o Bruselas. Todos los seres humanos tienen derecho a la dignidad, a desear una vida mejor para ellos y sus hijos, a querer escapar de la muerte y la destrucción que las guerras producen siempre!