EL MUNDO A LA BÚSQUEDA DE UN ORDEN NUEVO
En este comienzo de 2016 quiero compartir con ustedes el deseo de un año mejor para todos, que contribuya a construir un nuevo mundo y a mejorar la vida de los que viven en el sufrimiento, la injusticia, la pobreza y la desesperanza.
He querido dedicar un artículo de mi blog al curso de Bertrand Badie que he seguido a través de un Mooc de Ciencias Políticas: "Espacio mundial: una visión francesa de estudios globales."
Bertrand Badie fue mi profesor de Ciencias Políticas en París hace más de 25 años; yo era una apasionada de sus clases y sus análisis de las relaciones internacionales. Cuando me enteré de este curso no dejé pasar la oportunidad de seguir su análisis del sistema internacional actual.
Las cuestiones planteadas en el curso son las que están en el centro de la ciencia política desde siempre - la noción de Estado, el lugar del poder, la guerra y la paz - paradigmas necesarios para la construcción de un mundo mejor. Pero al abordar estas cuestiones, se ha detenido en temas de nuestro tiempo que son también retos del futuro: la cuestión de la identidad, las desigualdades, las migraciones, las religiones, la urbanización, la pobreza.
Estos son algunos datos y reflexiones.
Nuestro planeta acoge hoy en día a 7 mil millones de personas. Un informe de las Naciones Unidas en 2014 afirma que en 2050 esta cifra se elevará a 9.000 millones; en ese momento la cuarta parte de la población mundial vivirá en África, donde la población de Etiopía será el doble que en Francia, o en Nigeria, donde el 74% de la población tendrá menos de 30 años, mientras que en Europa ésta solamente representará el 29% y países como Italia y Alemania habrán experimentado un descenso de la población. En Afganistán, Burkina Faso, Burundi, Liberia, Malí, Níger, Uganda, Chad, Guinea Bissau, República Democrática del Congo, Timor Oriental, la población se triplicará en los próximos 45 años, países que no son capaces de proporcionar alimentos y una vivienda adecuada a su población.
Italia perderá en los próximos 25 años 3 millones de trabajadores. Nigeria tendrá 25 millones más. ¿Cómo un nigeriano no podría pensar en ir a llenar ese vacío que se creará al norte del Mediterráneo? ¡Es una pregunta natural!
Bertrand Badie recuerda también que las migraciones, aunque es uno de los debates de estos días, sólo afecta al 3% de la población y la causa principal de la migración no es la búsqueda de un mejor trabajo, sino huir de conflictos que duran años y no dejan ninguna esperanza de futuro a las personas.
La urbanización es otro gran fenómeno de nuestro tiempo. La evolución es impresionante si pensamos que en 1950 el 30% de la población mundial vivía en ciudades, que era del 50% en 2000, el porcentaje será del 65% en 2025 y alcanzará el 70% en 2050. Fenómeno que va acompañado de la expansión de los barrios marginales, aunque sin duda crea nuevos polos de crecimiento, especialmente en África, donde la urbanización es particularmente fuerte.
¿Y las desigualdades? 6 millones de personas mueren de hambre cada año y 2 millones sufren las consecuencias quedando discapacitadas. A pesar de una recuperación del umbral de la pobreza, un informe del Banco Mundial de este año estima que 702 millones de personas, el 9,6% de la población mundial, viven por debajo del umbral de la pobreza de 1’90 dólares al día (recientemente aumentado).
Podríamos continuar con la lista de los nuevos problemas agobiantes de nuestro planeta pero probablemente volveré a este asunto en los próximos meses. Aquí me gustaría mencionar dos temas del curso que me llamaron la atención: el análisis de Bertrand Badie de la globalización y su percepción de los actores de las relaciones internacionales en el mundo actual.
La globalización es, en su opinión, difícil de definir; podemos decir lo que no es, pero no somos capaces de decir lo que es. La globalización de hecho, como él señala, no significa internacionalización, no significa liberalización ni universalización ni occidentalización. La globalización nos interpela con sus síntomas - la inclusión, la movilidad, la interdependencia y con sus contradicciones - entre el poder y la integración, entre el poder y no poder, entre el libre mercado y la exclusión; entre el orden global y el orden fragmentado. Pero, sobre todo,
la globalización facilita la acción de nuevos actores en el mundo de hoy.
Con una parte de mi vida transcurrida en el universo de las autoridades locales, no podía permanecer indiferente a la postura del Profesor Bertrand Badie, que reconoce el papel central de los Actores no Estatales en el espacio mundial actual (¡las autoridades locales son parte de estos actores!), y las importantes consecuencias sobre el funcionamiento del sistema internacional.
De hecho, según él, los actuales medios de comunicación, que han abolido la noción de frontera y de territorio propia de la visión clásica del Estado, permiten vivir en red y dan la oportunidad a los actores no estatales de ocupar un lugar que no era posible antes. Lugar que pueden tener gracias a la facilidad de acceso a la información, a la educación, y a los instrumentos de movilización y la movilidad que ofrece nuestra sociedad.
Este nuevo papel de los actores no estatales contradice, desde luego, el concepto y el lugar del estado. Surgido en el mundo occidental a partir de la sociedad fragmentada de la época feudal, el concepto de estado coincide con la necesidad de aquella época de ver a un poder soberano establecerse en un territorio determinado; esta realidad, según Bertrand Badie, no pudo formarse sin la influencia de la Iglesia Católica Romana, fundada por San Pedro, a quien Jesús debía transmitir el poder de representación. Debido a estas raíces europeas de nuestro concepto de estado no es realista, según Bertrand Badie, querer exportar este modelo, puramente occidental, a todo el mundo.
La otra gran pregunta que surge entonces es saber qué representa el estado en el mundo de hoy y que significa tener y/o ejercer el poder. ¿Es que el poder corresponde al poder de una persona o de un grupo? ¿Es el poder de un Presidente, de un país, de una sociedad, de los medios de comunicación, es un poder económico? ¿Cómo medir este poder?
En un mundo de Estados soberanos, que gobernaban y dominaban a través de las guerras, la victoria era un claro signo de poder, de dominación sobre el otro. Hoy, los resultados de las guerras son casi siempre ambiguos. Los Estados Unidos se consideran la primera potencia mundial pero, a pesar de los gastos militares que correspondían a un 43% de los gastos mundiales, Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam y no ha conseguido imponerse en Afganistán ni en Irak. ¿Cuál es entonces el poder de Estados Unidos hoy en día?
Análisis de las guerras. Bertrand Badie recuerda que entre 1946 y 2014 se han producido 416 guerras en el mundo, pero que 382 son guerras intra estatales. Las guerras hoy en día rara vez enfrentan a estados que se disputan un territorio o una frontera. Las guerras ya no son una cuestión de prestigio para el poder de los estados; las guerras son, sobre todo, una tragedia para la población civil, las principales víctimas de conflictos que se atascan y se eternizan. El 13% de las guerras que han tenido lugar desde la Segunda Guerra Mundial terminó con una victoria y una derrota; para el resto de conflictos, la población vive en un estado de guerra permanente, como en Afganistán, Irak, Congo, donde generaciones enteras nunca han conocido la paz. Las guerras en estos países son el resultado de una tragedia social, como recuerda Bertrand Badie y se convierten en un medio de supervivencia humana si se considera que 30.000/50.000 niños se enrolan en las milicias para tener algo que comer y tener un reconocimiento.
La conclusión de este politólogo, reconocido a nivel mundial, es sorprendente: el mal de nuestra sociedad está en la total ausencia de contrato social entre las personas, en la falta de integración en la exclusión y la humillación poblaciones enteras que se sienten olvidadas por este mundo.
Vivimos en un espacio mundial que está buscando un nuevo orden después del fin de la bipolaridad y la guerra fría, y debe diseñar un sistema internacional basado en nuevas soluciones.
¿Cómo construir un mundo mejor? Dando un nuevo significado a la alteridad, de acuerdo con Bertrand Badie. Un mundo que da espacio a todas las culturas, que respeta las opiniones de los demás, que da un papel a todos los actores y escucha las solicitudes y las posiciones de cada uno, porque cada uno tiene su propia historia, su propia legitimidad que hay que tener en cuenta. La mayor violencia, de hecho, en este mundo, es el de ignorar la alteridad, la diferencia, la legitimidad, la humanidad del otro.
¡Es la diferencia de cada uno, su especificidad, lo que hace la riqueza del mundo!
¡En este comienzo de 2016, hay algo para alimentar nuestra reflexión para construir un mundo mejor para todos, sobre la base de la apertura al otro, no del repliegue en uno mismo, un mundo en el que la cooperación internacional es una oportunidad única para entender y vivir con la alteridad!